sábado, 24 de octubre de 2009

Amor inerte

Acaricio tu piel tersa,
tu aspereza saboreo,
huelo tu dulce aroma
y entre tus besos,
abrazado a tus brazos busco
la realidad y el deseo,
y siento en mi interior, inmóvil,
un vasto movimiento.
Me envuelven tus miradas
...........en un miedo
atroz a no tenerte
entre mis dedos,
a no palpar lo suave
............de tus senos
y a no explorar las cuevas
..............de tu cuerpo.

Quisiera conocer algún motivo
por el que no amarte tanto tiempo,
quisiera tinta china ser
y anegarte con cientos
de voces, con miles
de trazos, suplementos
que dieran fe, en el diario de mi vida,
............de lo que siento.
Sentirme desatado de tus garfios,
libre de esposas y de sueños,
pero la vida junto a tu calor
me hace volver a ti, y no puedo.

No debo resurgir de sus cenizas
del corazón los dulces sentimientos
que me agarran aún a tus cadenas
y no me dejan huir porque te quiero.

¡Y pensar que no he podido
ser independiente de eso!

Si tu imagen me siguiera,
mar mediante, mar adentro,
si el sonido de tu roce
no encendiese mi tormento,
si tu vida se me atase
como una soga al cuello,
entonces, amado corazón,
entonces yo no estaría despierto.

¿Y si ahora te dijera que me muero?

No me harías mucho caso,
te quedarías sobre el lecho
acostado, recordando tu historia,
soñando despierto,
y esperarías paciente la llegada
de otro lector medio muerto.

Al mejor amigo del hombre.

sábado, 17 de octubre de 2009

Ana María Matute - Paraíso Inhabitado

Hace un par de noches que terminé de leer la última novela de Ana María Matute, titulada Paraíso inhabitado y publicada en la editorial Destino en 2008. Aún guardo el buen sabor en el paladar y el libro sobre la mesa donde trabajo a diario.

Adriana, o Adri, es la protagonista de esta tiernísima historia, y es una niña solitaria y soñadora que en primera persona nos relata el paso de su niñez al mundo de los Gigantes (como ella los llama). La relación con Gavi, un niño rubio, también solitario, ayuda a Adri a refugiarse en las largas tardes de lectura en pareja y en el más sentido de los amores. Junto a estos dos personajes principales se encuentran varios modelos simbólicos que representan la libertad, la independencia en una época en que no se podía decir lo que se pensaba (se sitúa la historia entre la II República y la Guerra Civil, aunque esto como telón de fondo), y esos personajes son la tía Eduarda, la Tata María, Isabel y Teo, entre otros menos significativos.

El tono sobrio, sin alteraciones, que emplea Matute para narrar esta historia es sorprendente, y además la fluidez de su prosa, donde se puede apreciar cierta preocupación por la dispositio, nos envuelve en un mundo de fantasías infantiles donde es fácil reconocer algunos de los ideales que sobre el mundo adulto los lectores nos fundamos en nuestra niñez.

Una novela interesante, por no decir más. La recomiendo a todos los amantes de la prosa bien escrita. Aunque haya muchas obras que puedan superarla, os aseguro que no será un desperdicio si se lee con atención y se aprovecha la oportunidad. Porque «los unicornios nunca vuelven»…

sábado, 10 de octubre de 2009

Tengo

Tengo en mi interior un fantasma que dormita
entre negras ciénagas y sábanas blancas,
tengo el hedor de un cadáver en vida
que agita mis días y mis noches apaga.

Tengo el corazón deshecho en pedazos
de oscuras labores, de eternas cruzadas,
tengo la voz anegada de asfalto
y tengo los ojos cegados de escarcha.

Tengo la mente ocupada en mi llanto,
oculto en mis sienes el dolor aguarda
y corre furioso y hiere mis manos,
y tan desalmado quema mi alma.

Y suena en mi garganta
el grito de lamento,
y balas resuenan, balas
que agujerean sin piedad mi pecho
y matan en mi lengua
el grito de esperanza.
............Callan. Callan.
Decaen las palabras.
El vino no alimenta,
............no sacia.
Y rompen en mi cara
.................amargas lágrimas…