Desde no hace mucho tiempo, cada vez que encuentro un nuevo blog de literatura leo una reseña sobre la última novela del argentino Ricardo Piglia: Blanco nocturno. No es por azar, porque desde su publicación ha recibido nada menos que cuatro premios importantes: el premio de la Crítica del año 2010, el premio Rómulo Gallegos 2011 en Venezuela, el Premio Internacional de Novela Dashiell Hammett 2011 y el premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas 2012. Con ese currículum, uno busca encontrarse con un novelón. A mí, sin embargo, me ha faltado mucho para quedar satisfecho.
Blanco nocturno es la crónica de cómo el periodista Emilio Renzi asiste a la investigación policial de Croce por el asesinato de un tal Tony Durán, venido desde Norteamérica a un pueblecito de Buenos Aires para acaparar la atención de todo el mundo, incluso de las hermanas Belladona. Con este asesinato empiezan a desprenderse poco a poco los lazos de una historia familiar, la de Luca y Lucio, la de Sofía y Ada, la de su padre de matrimonio fracasado, que en voz de varios narradores se entrelazan a lo largo de la novela mientras prosigue la búsqueda de un culpable. En este caso, la identidad del culpable, los motivos de su actuación, no son importantes: lo que necesita Piglia es reflejar los vicios de la sociedad que rodea a los personajes.
Me ha parecido interesante la mezcla de voces a lo largo de la narración, pero creo que hay momentos de ésta que tal vez no debieran haber salido a la luz. Con todo, lo que más me ha llamado la atención es ver que mientras el narrador prosigue con su explicación de los hechos, aporta el carácter de crónica con notas a pie de página en las que cita periódicos, declaraciones de personajes o aclaraciones sobre algo recién dicho en el cuerpo del texto, a fin de aumentar la veracidad del relato. La novela se lee muy rápido, con mucha facilidad, pero es cierto que a menudo terminar una secuencia de tres o cuatro páginas me ha llevado a pensar si realmente ha sucedido algo importante. En fin, eran mejores las expectativas, pero al menos ya puedo decir que he buceado entre sus páginas, y que según avanzaba la lectura aumentó el interés.
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