como esponjas mojadas de recuerdos,
después de someterse a la tortura
de la quietud.
Por fin las huellas negras sobre una partitura
me dicen cuánto nos han extrañado.
Y llena la caverna de destellos
su resultado:
se han hecho las caricias de la lluvia tranquila
pedazos de luz tras las nubes,
vuelve a cantar el tráfico detrás de las ventanas
y vuelve a respirar la noche
en el silencio que me habita.
Por fin conozco el timbre de mi voz,
el cuerpo de papel
que acaricio con la nostalgia
de un tiempo andado
a paso lento.
M. Camino
No hay comentarios:
Publicar un comentario