…y era llorar tu único destino.
JOSÉ DE ESPRONCEDA
Si pronunciase tu nombre,
¿vendrías desde el cielo a rescatarme?
¿Atenderías tal vez mi llamada
desde esa casa tuya
en un país tan infinito, de cuya visita nadie regresa?
¿Vendrías a mirarme con tus ojos
que acaso no me reconocerían?
¿Vendrías a tocarme
con esas manos tan desalentadas
de haberme despedido antes de tiempo?
Si pronunciase tu nombre…
Pero tengo que ser fuerte y resistir.
Si tuviese tu olvido
disperso por las palmas de mis manos
y pudiera atrapar cada palabra,
aquellas que en el tiempo se perdieron
como una gota de amor en la arena.
Si tuviese tu voz
aún presente bajo mis latidos
y haciéndote reír tal vez pudiera
acariciarte el alma desde dentro.
Si tuviese tus piernas,
donde apoyarme pudiera de noche
al ritmo de las olas de la infancia.
Si tuviese tus ojos en los míos
y ya no te envolvieran las tinieblas.
Si tuviese tus manos.
Tu nombre se me escapa
del hueco que dejaste en mi sonrisa.
Cómo vibran las venas
de esta garganta que te busca
sin saber adónde fuiste.
...Pero tengo que ser fuerte. Y Resistir.
Y esperar en esta playa de tu ausencia
que vengas a buscarme.
En esta casa gris, tan lejos de la tuya.
Jorge Andreu
(Del mar y sus vestigios, 2013)
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