CUANDO MUERE LA TARDE EN LA MURALLA
dejando el mundo absorto con su pena,derrama el paladar su blanca arena
sobre el caparazón de una medalla.
Suena el aliento a trueno cuando estalla.
El aire es la llave de su cadena.
La música del mar, una condena.
La noche de los tiempos, su metralla.
Si lanza el eco de su voz al vuelo
para que vengan respuestas del cielo
como un regalo mágico del mar,
sus palabras se rompen en el viento
y desde casa, bajo el desaliento,
sueña como un niño con regresar.
M. Camino
2 comentarios:
Hermosas letras para un atardecer que fenece bajo el peso de la noche.
Un beso.
Gracias, Teresa. Con toda la calidad a la que puedan aspirar, cuantas letras se escribieran no igualarían la hermosura de los atardeceres en el mar. Me alegro de que te guste.
Un beso
Jorge Andreu
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