Oficio
Papeles, más papeles, más papeles:
ni un solo hueco para los sonidos.
Cómo cantar desde el silencio.
El aire
no vibra en las entrañas del papel,
sólo se intuye, como un hilo débil
de luz por la rendija de una puerta.
El salón es silencio si termina
mi voz sobre los pliegos manuscritos:
¿cómo nombrar, entonces, el silencio?
Si lo nombro y no existe, si lo canto
tan sólo en mi interior porque no vibra,
¿de qué será este ardor que se insinúa
entre papeles y papeles? ¿Cuántas
voces habrán de ser rugido en vano?
M. Camino
No hay comentarios:
Publicar un comentario