de fumarme el atardecer
a tres zancadas por aliento.
Cansado de alumbrar, el cielo vierte
su frío encanto sobre la calzada.
Las luces de los coches
detienen su esplendor en un espacio
de apagados colores en la noche.
Se acerca el invierno con su muralla
invisible al otro lado del sol
mientras se aleja el día, espectro de horas
enfundadas en un guante de piel.
M. Camino
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