chorrean sobre el mar.
Es un mar de adoquines,
grises trozos de corteza terrestre
que responden con eco
si piso en sus espaldas.
Sobre los balcones, tristes ventanas
asomadas a la luz de las nubes
fingen llorar
por un amor jamás correspondido.
Es la tarde invernal del preludio de mayo.
La tinta que desborda mis papeles.
M. Camino
2 comentarios:
Por suerte ha servido de algo esta momentánea vuelta al invierno...que esa tinta siga fluyendo en el papel...un abrazo
Gracias, Alfonso. Que así sea, pero que no se vaya el sol, jeje.
Un abrazo
Jorge Andreu
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