viernes, 6 de mayo de 2011

À la recherche du temps perdu

Hoy
se arrugó una servilleta de papel
mientras en vano trataba de plancharla.
Así de moribundo estaba el tiempo,
indomable, travieso entre mis manos.
Ni el café, ni los libros, ni los besos
mojados como amargas magdalenas
querían ofrecerme
un leve brote de tranquilidad.

Adrian Leverkühn me da dolores de cabeza,
Gregorio Olías aún sigue mintiendo
en una triste línea telefónica,
y finge ser un pobre enriquecido
de gracia aquel Valjean tan desgraciado
que ayuda a los residuos de la gente
a cambio de sonrisas.
Yo, tristemente, intento
tan sólo ser el mismo.

No sé si lo consigo: estoy ausente,
como el frío en primavera,
como el hielo en agua fresca.
Pero sí estoy seguro de unas cosas:
las siento, y así vivo el presente.
Tratando de planchar las servilletas
mientras el tiempo se derrama
y ensucia mi mesa, este recinto
privado de mi alma, donde tacho
los días verso a verso.

Así lo siento.

Así dicen mis ojos malheridos,
casi muertos.


Jorge Andreu
Cafetería de la facultad de Filosofía y Letras

6 comentarios:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Esa cafetería da para mucho, Jorge. Bonito poema.
Saludos.

Jorge Andreu dijo...

En efecto, esa cafetería debe de ser una extensión del paraíso, como una sala de espera. Aunque ciertamente algunas clases sean como el infierno.

Alberto Cancio García dijo...

La cafetería está llena de mujeres a las que no aspiramos. No es grave que así sea, pero pensarlo es un coñazo.

Muy bueno ese "verso a verso", Jorge Andreu ;)

Jorge Andreu dijo...

Voy a la cafetería a escribir y a leer. A relajarme, en definitiva. No aspiro a ninguna de esas mujeres inaccesibles, la verdad. A veces es mejor quedarse con el escaparate. ¿No has pasado por tiendas de música donde todas las guitarras son bonitas?

Este verso a verso es el que hago cada día: tachar las horas mientras trato de aprovechar el tiempo. Gracias por tomarte parte del tuyo en visitarme.

Un abrazo.

Jorge Andreu

Jesús Martínez dijo...

Y que yo no haya aprovechado nunca esa cafetería para escribir...

Me encanta este texto, Jorge. vas a conseguir que vuelva a aficionarme al género.

¡Abrazos!

Jorge Andreu dijo...

Me hace mucha ilusión que vuelvas a sentir pasión por el género, Jesús. Podrías empezar por sentarte en esa cafetería, agenciarte un hueco fijo (que luego te robará algún erasmus con su Macbook) y aprovechar los momentos en que quede libre para escribir. O para leer, que también se lee muy a gusto allí con la compañía de un café y del murmullo general del resto de compañeros.

Sobre el texto, muchas gracias, amigo. El gusto es mío.

Un abrazo.

Jorge Andreu