domingo, 25 de noviembre de 2012

Carmen Laforet - Nada

Después de dos años de lecturas cruzadas, por fin esta semana he podido asomarme a una de las obras que más me han interesado desde que estudio literatura contemporánea. Hasta ahora, Carmen Laforet (Barcelona, 1921) era una completa desconocida para mí: era sólo un nombre, la autora de una novela que se llevó el premio Nadal en su primera convocatoria, una escritora de la posguerra y nada más. Ahora representa para mí el modelo de escritura sencilla, directa y con un toque de poesía, de belleza, dentro del horror que reflejan sus páginas; un ejemplo de enorme destreza a muy temprana edad.

Nada (1944) es una novela de la inmediata posguerra que retrata cómo en las familias aún se vive una guerra civil por diversidad de caracteres. Andrea, una estudiante de dieciocho años, llega a Barcelona para iniciar una carrera de letras y lo que se encuentra en la casa de la calle de Aribau es un ambiente desolador en la familia, formado por disputas diarias entre Román y Juan y entre éste y su esposa Gloria, gobernado por la autoritaria Angustias y sufrido en silencio por la abuelita, con el contrapunto de una criada que parece torearlos a todos. Este hallazgo rompe por completo las expectativas de Andrea y la sume en un estado de contemplación que la hace aproximarse unas veces a un familiar, otras veces a otro, hasta que con el transcurso del año académico su atención se desvía más hacia Ena, una compañera de clase alrededor de la cual giran todas las impresiones de Andrea. Sus vivencias junto a esta compañera que a veces le demuestra un afecto incomparable y a veces la trata con desdén conforman la historia de la joven estudiante. La trama desemboca en un diálogo dramático donde se descubren algunas verdades y se da explicación al comportamiento de algunos personajes.

Amores frustrados, familias rotas, bohemia y literatura, la música como forma de aislamiento y comprensión del mundo, todos estos temas se entrecruzan a lo largo de las tres partes de la novela, con un marco histórico muy concreto de telón de fondo: la Barcelona de la posguerra y la desolación de sus calles. Carmen Laforet elabora un retrato crudo de ese mundo que ella misma vivió, y lo hace con una prosa que hipnotiza sin remedio, donde no sobran palabras ni faltan imágenes, donde una metáfora, una comparación, sirven para dar vida a una realidad muerta. En otras palabras, la autora convierte a esos personajes en gente de carne y hueso cuyos gestos podemos entrever como por una rendija, la de esta voz narrativa en primera persona que corresponde a la protagonista y que refleja la mirada idealista de una muchacha de dieciocho años que pensaba venir a un lugar paradisíaco para estudiar su carrera y, sin embargo, se encontró con un infierno doméstico. 

Que la autora consiga hacernos ver, y no imaginar, la realidad descrita: este es el prodigio de la creación artística. Y como prodigio, creo que hasta el título es uno de los más acertados que he leído nunca en literatura española. Una novela muy recomendable, para releer y recrearse en cada capítulo.

8 comentarios:

gadi dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión, una novela donde los personajes cobran auténtica vida en el lector, sorprendente en cada capítulo.

Jorge Andreu dijo...

Es muy grande. Una novela grande formada por capítulos pequeños. Se lee en un suspiro, aunque a veces cueste respirar con las situaciones que retrata. Me alegro de que te guste, amigo mío.

Un abrazo.

Jorge Andreu

Vero dijo...

A mí me dejó un poco fría, o helada, más bien. No es que no me gustara, si no que esos personajes y situaciones me dejaron una mala sensación. El libro es bueno, y marcó época y quizá lo relea otra vez, pero no es una lectura agradable; me dejó muy mal cuerpo.

Jorge Andreu dijo...

Precisamente esa mala sensación que causa es lo mejor de la novela. Yo creo que sí la releeré en algún momento. Me gustan mucho la voz narrativa, los personajes y la atmósfera de la casa. Una casa de locos. De todas formas, me alegra saber que aunque no sea de tus favoritos lo consideres un buen libro.

Un beso

Jorge Andreu

Aurora Lejana dijo...

La existencia de esta novela la conocí hace ahora casi dos años, cuando descubrí "mala gente que camina", obra basada en la novela de Laforet. Resumiendo: cuando acabe los libros que tengo apilados en mi habitación, la leeré porque le tengo muchas ganas desde hace tiempo. Gracias por traerla a tu espacio. Besitos!

Jorge Andreu dijo...

Aurora, te gustará. Si le tienes ganas, verás cómo la disfrutas cuando la leas. ¿Ese libro que citas es el de Benjamín Prado? No llegué a leerlo, pero siempre sentí curiosidad por él. Gracias por venir. Si lees pronto la novela de Laforet, pásate por aquí y me cuentas.

Un beso

Jorge Andreu

Vero dijo...

Sí, es un buen libro, Jorge, de eso no cabe duda. Pero ya sabes que a veces no siempre nos agrada leer cosas que te afectan.

Jorge Andreu dijo...

Por supuesto, Vero. A veces nos daña demasiado. A mí me pasó con el Ensayo sobre la ceguera de Saramago: pese a que me parece una novela espléndida, la sufrí muchísimo. Pero creo que es bueno tener en el recuerdo historias como esas, que nos dejan huella y nos incita a la reflexión. ¿Por qué nos resulta tan fuerte ver el ambiente familiar de Andrea en la casa de la calle de Aribau? Probablemente porque sabemos de antemano que esos ambientes se dan en las familias y nos ponemos en su lugar. Hay que tenerlo en cuenta, porque ese es el logro de la literatura: trascender más allá de las puras letras.

Un abrazo

Jorge Andreu