domingo, 24 de junio de 2012

Almudena Grandes - Inés y la alegría

Desde que la escritora madrileña Almudena Grandes escribiera El corazón helado, esa historia inolvidable sobre la España invertebrada, ha dedicado su trabajo a buscar una respuesta a los grandes interrogantes sobre la historia de las ideas políticas de la época contemporánea, y sus últimas novelas hablan en el mismo tono. La novela objeto de mi comentario es una muestra de su análisis de la historia olvidada del Franquismo.

La saga de los Episodios de una guerra interminable, vasto proyecto narrativo mediante el cual Almudena Grandes rinde homenaje a don Benito Pérez Galdós, comienza con una novela sobre la invasión del valle de Arán. Inés y la alegría (Tusquets, 2010) tiene una historia de amor, un trasfondo político y un reflejo de la realidad de los años cuarenta, ingredientes que forman ya parte de la narrativa de Almudena y que, sumados al estilo retórico de largos periodos sintácticos y al lenguaje erótico de los mejores pasajes, dan como resultado una narración amena, aunque en ocasiones la tensión del discurso decaiga por el exceso de datos. Sin embargo, como todas las grandes novelas de la historia tienen pasajes difíciles de digerir, se puede seguir la lectura porque hay suficientes acontecimientos interesantes a lo largo de estas páginas.

Ganadora del Premio de la Crítica de Madrid, del Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2011, Inés y la alegría tiene el valor fundamental de contar la vida privada de cualquier persona dentro de la posguerra, con un dato especial: el personaje de Inés, una mujer que, animada por una noticia de Radio España Independiente, monta a caballo con una pistola y una caja de cinco kilos de rosquillas y se lanza a la aventura de formar parte del ejército comunista que dirige Galán. Entre ellos habrá una relación amorosa que será el eje central de buena parte de la novela.

Con todo, me interesa más su arquitectura. La narración se articula en torno a tres voces: Inés, Galán y una voz omnisciente que cuenta la interpretación de la autora sobre la Historia con mayúsculas. Esta voz elabora un discurso sobre personajes reales que sirve de telón de fondo a la historia con minúsculas. Y las otras dos voces, de personajes ficticios, trazan los avatares de sus vivencias con su visión individual. Esta técnica, que empleó la autora en otras obras, dota a la novela de una polifonía que funciona muy bien por el cambio de mundos que se da entre las narraciones: son dos perspectivas del mismo tiempo. Además, la construcción del discurso con retrospectivas en torno a una célula recurrente contribuye a trazar poco a poco los caracteres y núcleos narrativos. Mientras tanto, la voz anónima reflexiona sobre la conducta de la Historia cuando se cruza con la historia, porque «la Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales» —sentencia sobre la que planea toda la trama—. De esta fusión surge un producto de entretenimiento con bases de realidad, principio de la novela histórica. 

4 comentarios:

Vero dijo...

Me llama, pero sobre todo más que el libro, la autora, de la que no he leído nada. Parece una buena escritora española, y no hay que obviarla. Feliz verano.

Jorge Andreu dijo...

Vero, Almudena Grandes tiene historias muy entretenidas. Dentro de lo que hay en el panorama literario actual, está bien. Pero más que esta novela, yo te recomendaría para empezar El corazón helado, que va en la misma línea que esta pero para mi gusto es muchísimo mejor. Espero que lo disfrutes.

Feliz verano a ti también.

Jorge Andreu

Saramaga dijo...

Para mí, su mejor novela es "El corazón helado", y también una de mis novelas favoritas, pero reconozco que esta autora nunca me defrauda. Aún no he leído "Inés y la Alegría", pero no tardaré. :-)Me encanta como cuenta las historias esta mujer!
Besos!

Jorge Andreu dijo...

Ojalá te guste, Saramaga. Yo esperaba más de lo que encontré, tal vez por tener El corazón helado muy reciente. Puede ser una buena lectura para tu verano.

Un beso

Jorge Andreu