sábado, 14 de diciembre de 2013

Elena Poniatowska - Leonora (2011)

La última novela de la mexicana Elena Poniatowska, reciente Premio Cervantes, es al mismo tiempo una biografía, una historia de superación, un tratado de pintura y de libertad con voces de primer orden, una novela de amor y de crecimiento y, sobre todo, un excelente homenaje a la pintora más importante del Surrealismo. Con una documentación exhaustiva y el rigor de la mejor labor periodística, una voz que a la manera de la pintura de vanguardia ofrece pinceladas de claroscuros, a veces en aparente desconexión, imprime sobre el lienzo una semblanza biográfica y artística de Leonora Carrington, convirtiéndola en protagonista de un viaje de ida y vuelta a través de las corrientes artísticas de comienzos del siglo XX, acompañada por los personajes más emblemáticos y excéntricos en los núcleos culturales europeos y americanos de la época. 

Cualquier lector puede acercarse a la figura de Leonora, que es, ante todo, más allá de la pintura y la literatura, una mujer que nació destinada a ser la rica heredera de un empresario de la industria textil y, sin embargo, supo rebelarse en busca de una personalidad independiente, porque «la finalidad de la vida no es prosperar sino transformarse».

En uno de los capítulos, dice un personaje que «la vida es una aventura surrealista». Esta novela ofrece esa dosis de irracionalidad necesaria a veces para lograr un objetivo tan primordial como la felicidad o, cuando menos, cierta paz interior. Enamorada perdidamente del pintor Max Ernst, la joven Leonora Carrington entró en contacto con los círculos artísticos de París, donde mantuvo una relación de igualdad con artistas de la talla de Pablo Picasso, Marcel DuchampSalvador Dalí o André Breton. Su evolución artística vino de la mano de una serie de experiencias amorosas que la hicieron enfrentarse a la vida como una mujer libre, muy al contrario de lo que hubiese sido su destino en la casa familiar. El retrato que ofrece, por tanto, Poniatowska a lo largo de estas páginas deliciosas, escritas con una prosa teñida unas veces de imágenes irracionales y de una precisión analítica otras veces cuando presta atención a la obra pictórica de «la novia del viento», compone un fresco donde se somete a análisis cada detalle de la personalidad cada vez más creciente de la pintora. 

Por otra parte, su trayectoria literaria sirve de hilo conductor a buena parte del relato, elaborado desde una visión personal del mundo con el filtro del conocimiento que la propia Leonora tiene de la realidad, a veces reelaborada caprichosamente en forma de animal en conexión con una naturaleza frente a la cual el ser humano resulta ajeno. 

Tres elementos, en consecuencia —la trayectoria literaria, la visión artística del mundo y la rebeldía personal de la mujer—, que componen un personaje real convertido a la ficción por la maestría de Elena Poniatowska, que sabe poner la palabra adecuada y dotar de música a la prosa con unas secuencias muy próximas al lenguaje oral y, en cambio, con estudiada sonoridad. Una novela más que recomendable, que en palabras de la autora, «no pretende ser de ningún modo una biografía, sino una aproximación libre a una artista fuera de serie». Un extraordinario y recomendable viaje por la vida y la obra de una pintora digna de figurar entre los mejores ejemplos del arte universal.

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