viernes, 27 de agosto de 2010

Recuerdos de Santander (V. El mar bañado de nubes grises)


Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería...

(¡Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida!)


José Hierro, «Llegada al mar», en Tierra sin nosotros (1947)

6 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Bellísimo.
El mar como destino último. Hermoso destino final.

Jorge Andreu dijo...

Yo me contagié de amor por el mar desde que conocí a dos personas muy especiales en mi vida: una es José Hierro (a quien sólo conocí, por desgracia, a través de su obra) y la otra es nuestro común amigo Alberto Cancio. Es un precioso destino, sin duda.

Gracias por tu comentario, Isabel.

Jorge Andreu

ARO dijo...

Es esa una hermosa para vivirla. Lo de morir mejor aplazarlo.

Jorge Andreu dijo...

Claro que sí, amigo mío: para vivirlo. Lo de morir venía en los últimos versos del poema. Yo me quedaba en una playa así.

Aleda dijo...

Simplemente magnífico. El mar como el destino final. Me recuerda en cierto modo a la poesía de Jorge Manrique: "Nnuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir".
Precioso, como siempre.
Un saludo Jorge! =)

Jorge Andreu dijo...

Sí, a mí también se me venían a la mente esos versos de la copla de Manrique al leer este poema.

Gracias por venir, Adela.

Un beso.

Jorge Andreu