viernes, 27 de julio de 2012

Javier Fesser - Camino

Las películas, como la literatura o la música, no están hechas para sorprender al final: si tienen un final inesperado y el desarrollo está vacío, la cinta no funciona; en cambio, si el desarrollo goza de cierta riqueza de matices y redondea poco a poco los elementos de la historia, la película funciona aunque pueda preverse el final. Camino evita el final previsible al situarlo en la primera escena, porque desde los primeros minutos se sabe que el personaje encarnado por Nerea Camacho morirá en una habitación de hospital rodeada de médicos, enfermeras y cruces. Pero lo importante no es que muera o se salve, sino la lucha que emprende esa niña contra la muerte.

Dirigida valientemente por Javier Fesser, la película nos cuenta el descubrimiento del amor por parte de Camino en la figura de un chico llamado Jesús, junto al que quiere protagonizar una representación teatral de La Cenicienta. Pero la repentina aparición de un tumor maligno en las cervicales le impide desarrollar todos sus planes. Desde entonces, la vida de Camino se reduce a duras operaciones y tratamientos, a rezos con su madre, que pertenece al Opus Dei, y secretos con su padre, mientras su mejor amiga la informa de lo que sucede en el mundo exterior. 

¿Cómo se puede mantener a un espectador durante casi hora y media en constante tensión —mezcla de sufrimiento y odio— con una narración? Pensar en un padre que está a punto de perder a su hija enferma de cáncer es duro, pero lo es aún más si pensamos que su madre da gracias a Dios porque su hija tiene esa enfermedad. ¿Cómo puede una persona, en el colmo de la credulidad —lo que llaman fe—, vanagloriarse de tener una hija enferma y alegrarse de su muerte inminente? Existen las personas así, hay toda una secta que se dedica a ello, y creo que como personajes aparecen muy bien retratadas: son sus palabras las causantes de esa sensación de odio, son los acontecimientos que las rodean los que despiertan el llanto. 

Sin duda alguna, pienso que esta película ganadora de nada menos que 6 Goyas es una de esas experiencias que ningún aficionado al cine debería perderse. Las actuaciones de Nerea Camacho y de Carme Elías (la madre) son motivos más que suficientes para verla, además del guión. Lo único que en mi opinión decae un poco es la banda sonora, pero por la intensidad del guión, por la fuerza de cada escena, uno puede perdonarle cualquier cosa. 

12 comentarios:

Saramaga dijo...

Es una peli brutal!! Me encantó, pero no tengo claro si soportaría volverla a ver. Es totalmente recomendable!
Besos!

Isi dijo...

Yo leí el libro y me gustó mucho. Es verdad que es angustioso, porque a la madre la pegarías un par de bofetones, pero la niña es encantadora y se la coge mucho cariño. No lo recuerdo todo-todo, pero vamos, es un libro que recomendaría también.
Un saludo!1

Aurora Lejana dijo...

Hola Jorge! La verdad es que ésta es una película, que como bien dices, no hay que perderse, ya no solo por la calidad de la historia sino también por las fantásticas fotografías que nos regala Fesser. Una historia que mezcla a partes iguales ternura y dureza.

Y sí, por desgracia existen personas así; de hecho una familia cercana que conozco perdió un hijo y sentían "envidia" porque él iba a conocer a Dios.

Buena reseña. ¡Un beso!

Jorge Andreu dijo...

Coincidimos, Saramaga, en que es una película que costaría muchísimo ver por segunda vez. A mí me pasa desde siempre con La milla verde y con Million Dollar Baby, son dos películas que me encantan y a las que acudo habitualmente, pero me cuesta sudor y, sobre todo, lágrimas volver a verlas.

Un beso

Jorge Andreu

Jorge Andreu dijo...

Isi, no sabía que también fuese un libro. Es bueno enterarse de estas cosas. También hay muchos libros que me hacen llorar y a los que vuelvo constantemente. Gracias por venir, hacía tiempo que no te veía por aquí.

Un saludo

Jorge Andreu

Isi dijo...

Pues sí, el libro se titula "Los días de colores"

Jorge Andreu dijo...

Aurora, hay mucha gente así. Su mentalidad les impide ver algunas cosas muy fuertes, como que tu propia hija se muera. Me parece más bien un asunto de debilidad que de fe eso de que tengan envidia -o den gracias a Dios- por la muerte de un ser cercano. En cuanto a la película, claro que no habría que perdérsela. Y pensar el tiempo que ha estado en mi lista de cosas pendientes sin que terminara de llevarla a cabo...

Un beso

Jorge Andreu

Jorge Andreu dijo...

Los días de colores, en coautoría con Claro García. Estupendo, tomo nota. Gracias!

Jorge Andreu

Vero dijo...

Cuando vi la película sentí justo lo que comentas, asco, tensión... Tampoco creo que pudiera verla otra vez, sería un acto un poco masoquista por mi parte. Recuerdo haber llorado y padecido muchísimo. Es muy recomendable, sin embargo. Besos.

Jorge Andreu dijo...

Vero, ¿verdad que se sufre mucho? Yo estuve durante las dos horas y media con el corazón encogido de rabia y de pena. Creo que mantener durante tanto tiempo la tensión del espectador dice mucho de la película. De todas las que llevo vistas en este verano, a pesar de que he visto algunas maravillas, me parece que es la mejor.

Un beso.

Jorge Andreu

Jesús Martínez dijo...

Totalmente de acuerdo con tu crítica, Jorge. Vi esta película hace unos meses, y desde entonces no hago sino recomendarla. ¡Un abrazo!

Jorge Andreu dijo...

Me alegro de que te guste, Jesús. A veces, una historia como esta sirve de paliativo para enfrentarse al mundo con más fuerza. No sé si por el odio a la familia o la ternura hacia la niña, pero lo cierto es que da fuerzas.

Un abrazo

Jorge Andreu